Una ministra francesa invita a sus ciudadanos a no pasar las vacaciones en el extranjero La responsable de Transición Ecológica y Transporte considera “contradictoria” la decisión del Gobierno español de abrir fronteras y mantener una cuarentena

Puede que España esté lista para abrirse a los turistas extranjeros, entre ellos los franceses. Pero Francia, que apuesta por los ciudadanos nacionales para salvar su propia temporada turística, no está dispuesta a dejarlos partir tan fácilmente. “No puedo recomendar a los franceses que hagan sus vacaciones en España en estos momentos”, ha declarado la ministra de Transición Ecológica, Elisabeth Borne, en una entrevista este domingo. Antes había dicho que no recomendaba a sus ciudadanos ir al extranjero. Y fue cuando le preguntaron por su vecino del sur, cuando Borne invitó también a no viajar a España. Estas declaraciones llegan un día después de que el presidente Pedro Sánchez anunciara que los extranjeros podrán pasar sus vacaciones en España a partir de julio.

No se trata de una cuestión bilateral, aunque la decisión de España de imponer una cuarentena a los viajeros procedentes de Francia —y el resto de Europa— no ha caído bien en París, que va a imponer a su vez a partir de este lunes una cuarentena “voluntaria” a todo pasajero aéreo que llegue desde el vecino del sur. “España ha optado por abrir sus fronteras, [pero] al mismo tiempo ha establecido normas sobre las personas que llegan en avión. Es contradictorio”, ha señalado la ministra, bajo cuya cartera también están las responsabilidades de Transporte. Pero lo de no viajar más allá de las fronteras nacionales es una recomendación generalizada, ha puntualizado. “No invitamos a los franceses a prever vacaciones en el extranjero”, ha resumido Borne en la emisora France Inter.

Francia conocerá esta semana si el desconfinamiento iniciado el 11 de mayo ha provocado o no un repunte de la epidemia de coronavirus que ya se ha cobrado más de 28.000 muertos. En función de ello, se tomarán decisiones sobre el paso a una nueva fase que implicará abrir más la mano en las regiones donde se considere posible por una menor circulación del virus. Esta relajación permitiría, entre otros asuntos, la esperada reapertura de bares y restaurantes a partir del 2 de junio.

Los tiempos apremian porque la temporada turística está a punto de comenzar y este es un sector también de gran peso en Francia: genera unos dos millones de empleos directos e indirectos y supone casi el 8% de su PIB, frente al 12% en España.

“Lo que golpea al turismo golpea el corazón de Francia”, dijo el primer ministro, Édouard Philippe, al desvelar a mediados de mes un plan de rescate del sector que por un total de 18.000 millones de euros, de ellos 1.300 millones en inversión pública directa. Pero además de inyectar dinero, se necesita que los franceses pasen sus vacaciones en el país, en vista de que el turismo internacional tardará aún en volver.

En 2019, Francia fue el país más visitado del mundo, con 90 millones de turistas extranjeros. Desde que se anunció el plan, el Gobierno ha estado alentando a los franceses a hacer sus reservas para julio y agosto… en Francia.

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